Hopin es uno de los recientes unicornios tecnológicos (compañías cuya valuación alcanza los mil millones de dólares). La empresa se presenta como una suerte de Zoom más humano, dinámico e interactivo. En su website describen lo que quieren lograr de la siguiente manera:
“Cuando empezamos a diseñar Hopin hace unos años, nuestro objetivo era dar a los organizadores la posibilidad de recrear (lo más cerca posible) la experiencia del evento en persona, pero en línea y todo en un solo lugar.
“No existía nada como esto y sabíamos que sería una tarea difícil. Pero con el tiempo, hemos creado algunas características innovadoras que le ayudan a conseguirlo.
“Con Hopin, puedes crear eventos online en vivo que son interactivos y personales”.
La empresa acaba de cerrar su segunda ronda de inversión (Serie B) en la cual obtuvo 125 millones de dólares. Ello se suma a la primera ronda, llevada a cabo hace tan sólo unos meses, en la cual había levantado otros 40 millones. A su vez, la nueva ronda se hizo estimando una valuación de la compañía de 2.125 millones de dólares.
Alérgico al mundo
La historia de Hopin es inseparable de la de su fundador, Johnny Boufarhat.
“Hace cinco años tuve una rara y grave reacción a un medicamento que había estado tomando y terminé siendo alérgico al mundo. Esto no es una exageración. Mi sistema inmunológico entró en una hiper aceleración aparentemente permanente. Fue tan malo que durante años, apenas pude salir al exterior. Lo que, entre otras cosas, significó que me quedé atrapado dentro de casa contra mi voluntad antes de que fuera cool”, cuenta Johnny.
Boufarhat es el primero en admitir que, pese a todo, tuvo suerte. Cuando sufrió este drama de salud ya existían herramientas como Facebook, Twitter, Slack o Facetime. Ellas le permitieron mantenerse activo y conectado, pese a no poder salir al exterior.
Sin embargo, algo faltaba. En palabras del fundador de Hopin:
“Había algo que no podía hacer, algo que echaba de menos de mi vida anterior y que no podía reproducir en mi mundo digital. Quería ir a los eventos. Quería conocer gente. Quería escuchar grandes discursos. Quería ir a sesiones de grupo donde pudiera aprender de la gente e interactuar con ellos. Y quería tener la oportunidad de experimentar esos momentos orgánicos de networking que pueden ayudar a hacer tu carrera”.
El lado humano de la innovación
A suplir esta falta se acometió Johnny creando ese “ámbito virtual” capaz de replicar lo más cercana posible la experiencia de un evento cara a cara. La tarea no fue sencilla y él confiesa que lanzar Hopin le tomó un año y medio de programación de código.
Su creación es hoy día un doble unicornio que es utilizada por gigantes como Unilever, el Wall Street Journal o la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
No obstante, la principal lección que nos deja la historia de esta empresa no es monetaria.
Lo que Hopin nos enseña es cómo, a través de la innovación, la creatividad, el trabajo duro y el emprendedorismo podemos involucrarnos en la resolución de problemas. Y cómo, efectivamente, podemos mejorar el mundo.
La historia de Johnny Boufarhat nos muestra a alguien que puso manos a la obra para mejorar su situación (y la de muchos otros). Es necesario entender cómo los innovadores mejoran nuestras vidas en aspectos que van mucho más allá de lo material.
La valuación de más de 2.000 millones de dólares de Hopin es secundaria cuando se matiza respecto de lo que verdaderamente nos brinda: la posibilidad real de conexión entre personas que, por distintos motivos, no pueden reunirse en el mismo espacio físico.
Así, la innovación es una manera de, como explicó Paulo VI en la Encíclica Populorum Progressio, alcanzar el verdadero desarrollo. Esto es:
“El paso para cada uno y para todos de condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas”.
Si queremos un mundo más humano tenemos que abrazar la innovación.
* Federico N. Fernández es Presidente de la Fundación Internacional Bases y Director Ejecutivo de la Red Latinoamericana Somos Innovación
Fuente: Somos Innovación