Fuente: Fundación Bases
Quizás no todo el mundo lo sepa, pero incluso hoy día, Moscú sigue proclamando su carácter de “Tercera Roma”. ¿De dónde viene esta pretensión? Durante el siglo IV de nuestra Era, Constantino trasladó la capital del Imperio Romano a la ciudad de Bizancio, rebautizada luego como Constantinopla. La posterior división del Imperio la consagra como capital del Imperio Bizantino. A la división política de ambos imperios le sigue, en 1054, la división religiosa por el Cisma entre las Iglesias de Oriente y Occidente. Cuando en 1453 Constantinopla cae ante las fuerzas del emperador otomano Mehmet II (quienes posteriormente le cambiarán el nombre al actual Estambul) el grueso de la Iglesia cristiana oriental se traslada a Rusia y Moscú pasa a ser la nueva metrópolis ortodoxa o –como decíamos– la Tercera Roma a sus propios ojos.
Mucho más cerca en el tiempo, digamos entre los años 1848 y 1938, encontramos en Viena una de las capitales intelectuales más importantes de la historia de la humanidad. Durante esa época, la música, la pintura, la arquitectura, la filosofía y la economía encontraron nuevas direcciones a través del trabajo de individuos extraordinarios como, por nombrar sólo unos pocos, Arnold Schönberg, Gustav Klimt, Otto Wagner, Karl Popper o Ludwig von Mises. Desgraciadamente, las catástrofes consecutivas de la Primera Guerra Mundial y el ascenso del nazismo destruyeron a la genial Viena al causar la muerte o el exilio de sus más destacados hombres.
¿Puede hablarse en la actualidad de una “Nueva Viena”? ¿Hay una heredera actual de aquella Viena del XIX y principios del XX? Por supuesto, sería muy difícil encontrar una ciudad adonde toda aquella exuberancia cultural pueda hallarse toda junta. Por ello, nos circunscribiremos en esta búsqueda sólo a un área en particular: las ideas económicas surgidas en aquella Viena finisecular propuestas por los miembros de la Escuela Austríaca de Economía, cuyo fundador es Carl Menger.
Nuestra búsqueda de la Nueva Viena debe comenzar por los Estados Unidos, puesto que dos de los más importantes miembros de la Escuela Austríaca, Ludwig von Mises y el Premio Nobel Friedrich von Hayek, emigraron hacia ese país. En efecto, una firme candidata podría ser la ciudad de New York. En la New York University se dicta el Programa sobre los Fundamentos de la Economía de Mercado a cargo de destacadísimos exponentes de la tradición austríaca como Mario Rizzo o Joseph Salerno. A esto debemos agregar que muy cerca de New York, en un pueblito llamado Irvington-on-Hudson, se encuentra la sede la Foundation for Economic Education (FEE). Dicha institución dicta cursos de excelencia durante todo el verano boreal que tienen como eje la presentación y discusión de las ideas austríacas.
Por su parte, Fairfax, un suburbio de Washington DC, también constituye una seria candidata. En dicha ciudad se encuentra el campus de la George Mason University, adonde importantísimos economistas austríacos como Peter Boettke dictan clases.
Para finalizar con los Estados Unidos, no podemos dejar de mencionar a la ciudad de Auburn (Alabama), adonde se sitúa el Mises Institute. Al igual que la FEE, el Mises Institute organiza una serie de eventos de difusión de las ideas austríacas por demás interesantes. A su vez, posee una de las bibliotecas virtuales más completas sobre economía austríaca.
La candidata europea a ser la Nueva Viena, creemos, es la ciudad de Madrid. En ella confluyen Unión Editorial que, básicamente, es “el” medio de acceso a toda la literatura de la Escuela Austríaca en español; el Instituto Juan de Mariana y el Programa Austríaco de la Universidad Rey Juan Carlos (dirigido por Jesús Huerta de Soto).
En nuestra América Latina pensamos que hay dos candidatas serias. La primera de ellas es la Ciudad de Guatemala: allí se encuentra la Universidad Francisco Marroquín. La UFM sencillamente es una maravilla cuya existencia sería más lógica en Suiza que en cualquiera de nuestros países. Centro educativo de altísima calidad, las ideas austríacas tienen central importancia en la formación de sus estudiantes. A su vez, en la ciudad de Porto Alegre se encuentra en Instituto Mises Brasil, que desde hace unos años, viene organizando el “Seminário de Escola Austríaca” con gran repercusión y, además, es una fuente de contenidos austríacos en idioma portugués.
De suyo, en la Argentina, sin dudas que la Ciudad de Buenos Aires también podría ocupar el puesto de sucesora de Viena. Allí desempeñan su actividad intelectual personas de la talla de la “dinastía” Cachanosky, Gabriel Zanotti, Alberto Benegas Lynch (h), Martín Krause, Eliana Santanatoglia, Federico Sosa Valle y, hasta hace poco tiempo, Adrián Ravier.
¿Y la plebeya Rosario puede ser tenida en cuenta? ¿Puede nuestra ciudad aspirar a ser la sucesora de una capital que era “imperial y real” (kaiserlich und königlich)? Pese a las distancias obvias, creemos que sí. Para empezar, Rosario debe contar con una de las mayores concentraciones per-cápita de profesores universitarios austríacos: Rogelio Pontón, Guillermo Covernton, Walter Castro, Juan Sebastián Landoni, Rafael Beltramino, Ivo Sarjanovic, Diego Marcos. A ellos se agrega un grupo de jóvenes brillantes entre quienes destacan Marcelo Ballardini, Ariel Tejera, Leandro Verón (éstos tres miembros del Grupo de Investigación de la Fundación Bases), Matías Spelta, Tomás Cabrero y muchos otros. Por otro lado, desde 2006, nuestra ciudad es la sede del Congreso Internacional “La Escuela Austríaca de Economía en el Siglo XXI”, el cual cada dos años, atrae a Rosario a muchas de las mejores mentes austríacas a nivel global.
En cualquier caso, la conclusión principal tras esta búsqueda de la sucesora de Viena que hemos propuesto no debería ser quedarnos con una u otra ciudad. Lo más importante que podemos extraer de esta (para nada exhaustiva) lista de ciudades se relaciona con la vitalidad y la vigencia que muestra la tradición austríaca. En tiempos como los que vivimos, cuando un replanteo crítico de las teorías económicas se vuelve imprescindible, es muy esperanzador saber que las ideas austríacas están al alcance de quienes quieran estudiarlas.