Saber qué es la riqueza es crucial para entender el proceso económico, defender el modelo político adecuado, reducir conflictos e incluso guerras y, por supuesto, enriquecerse. Mientras que la mayoría siga sin entender qué es la riqueza, es decir, donde está y donde no está, como se obtiene y como se pierde, muchos seguirán navegando con determinación hacia ningún puerto.
Lo que no es riqueza
Hoy es fácil comprender que el oro, el dinero, el trabajo, las materias primas e incluso los bienes materiales terminados no son riqueza; son elementos necesarios, pero no suficientes para la riqueza. Y confundirlos con la riqueza conduce a error en la búsqueda de este preciado tesoro.
El oro o el dinero no son riqueza porque son simplemente medios para el intercambio de bienes y servicios, por lo que aumentarlos no repercute positivamente en la calidad de los intercambios. Sin embargo, es cierto que, si el dinero no es de buena calidad o si la cantidad de dinero no se ajusta continuamente a las necesidades humanas, la riqueza disminuye. Por lo tanto, la riqueza depende de la posibilidad de hacer intercambios, mover recursos e información, que a su vez depende de la existencia de dinero determinado, dinámicamente, de calidad y cantidad adecuadas.
Tierra y trabajo
La tierra y los recursos naturales y materiales tampoco son riqueza. Al igual que ocurre con el dinero, la riqueza reside en la relación entre la cantidad, la calidad y la empleabilidad de los recursos. Si se descubrieran nuevos yacimientos de petróleo en Venezuela, la riqueza de los venezolanos no aumentaría, no sólo porque la industria petrolera es un monopolio estatal, sino también porque no existen ni los conocimientos ni los elementos materiales complementarios necesarios para extraer el petróleo y utilizarlo de forma óptima.
La riqueza tampoco está en el trabajo, más trabajo no es más riqueza, la tendencia es a trabajar menos o con menos esfuerzo, pero con más o mejor información. Como ocurre con el dinero y los recursos materiales, el valor del trabajo está en su cantidad y calidad óptimas en relación con las necesidades o preferencias humanas. El socialismo lleva a trabajar más y el liberalismo a trabajar mejor.
Lo que sí es riqueza
La riqueza está en la coordinación y la coordinación depende de la capacidad del sistema para crear e incorporar información adecuadamente de forma continua y libre. El poder del dinero no está en sus cualidades materiales, sino en sus cualidades «inmateriales» como la confianza, la adecuada coordinación intertemporal del crédito, su estabilidad de precios, etc. Elementos que dependen de que los agentes que interactúan incorporen la información correcta de la forma adecuada.
Del mismo modo, los recursos materiales sólo son valiosos cuando se emplean coordinadamente. Por ejemplo, un sistema de transporte público con unidades de primera calidad puede no servir a nadie si no realiza el recorrido demandado en el momento demandado. Aumentar el número de unidades de transporte no resolverá el problema y aumentarlas no es gratuito, hay costes de oportunidad de por medio. Por eso el crecimiento desordenado, con información manipulada, como los tipos de interés o los precios, destruye capital porque hace que se emplee antieconómicamente y luego es muy difícil ajustarlo a las necesidades reales.
Invasión y riqueza
Si la riqueza es saber hacer con lo que se tiene, cabe preguntarse: ¿aumentan la riqueza tanto el aumento de los conocimientos como el de los recursos? En el primer caso, ambas vías funcionarían. Por ejemplo, si se sabe utilizar el petróleo para satisfacer las necesidades humanas y se obtiene más petróleo, entonces se satisface a más gente. Sin embargo, si el recurso es escaso, te verás obligado a aumentar los conocimientos, y los conocimientos son el único recurso que no viene dado. Así que aumentar el conocimiento es la ganancia neta.
Por consiguiente, la búsqueda constante de aumentar la cantidad de recursos naturales y materiales de que se dispone, por ejemplo, invadiendo otros territorios, a la larga aleja a una sociedad de la riqueza. La opinión pública mayoritaria sobre la riqueza que aportaría a los venezolanos la recuperación del territorio del Esequibo, actualmente gobernado por Guyana, es errónea. El Estado venezolano que administraría estos recursos es un destructor neto de capital.[1]
Del mismo modo, a nivel individual y de desarrollo personal, somos ricos en la medida en que tenemos los conocimientos correctos sobre gestión del capital y la sabiduría para ponerlos en práctica. Podemos heredar o ganar la lotería, haciéndonos ricos a corto plazo, pero sin conocimientos sobre cómo invertir y autocontrolar nuestros gastos, esa abundancia material no durará. La coordinación intertemporal también se da a nivel personal, cuando tomamos decisiones presentes buscamos que complementen o no contradigan nuestras decisiones pasadas y futuras. Cuando ahorramos para comprar algo y poco antes de alcanzar nuestro objetivo nos gastamos el dinero, hemos traicionado a nuestro yo pasado y futuro.
Liberalismo es riqueza y la riqueza genera abundancia
Se suele decir que el liberalismo genera riqueza porque donde se aplica aparece mayor abundancia material. Y como hemos mencionado ya, la abundancia material puede entenderse como una condición necesaria, pero no suficiente, para la riqueza. También se puede ver como una consecuencia de la riqueza; es decir, es el producto del enriquecimiento pasado o el producto de haber tomado decisiones correctas en su debido momento.
Al comprender que, para enriquecernos a nivel individual y colectivo, necesitamos:
1. Un sustrato material mínimo, explotable, y que no necesariamente será mejor mientras más grande sea.
2. Libertad para crear e incorporar información.
3. Libertad para experimentar y cometer errores de manera continua.
4. Sabiduría personal o instituciones sociales sólidas que faciliten la coordinación.
Nos damos cuenta de que, más que simplemente generar riqueza, el liberalismo es riqueza. Al adoptar un modelo liberal, obtenemos las condiciones necesarias para la generación de una abundancia material adaptada a las necesidades humanas. Bajo un modelo liberal, se genera e incorpora la información necesaria, y el sistema puede autoorganizarse y realizar ajustes pertinentes. Como contraparte, cuando perdemos la libertad, perdemos la riqueza y, consecuentemente, la abundancia material disminuye.
La pobreza está también en el sistema
De esta manera, podemos afirmar que la pérdida de libertad conduce a una abundancia descoordinada. Los países que han dejado de apostar por la libertad individual y el libre mercado ya no poseen riqueza, ya que sus sistemas se vuelven inflexibles y distorsionados. Aunque puedan tener una abundancia material residual, esta irá disminuyendo con el tiempo debido a la destrucción de capital que se produce al abandonar el modelo de libre mercado.
Finalmente, si la riqueza reside en el sistema, ¿dónde se encuentra la pobreza? De manera similar, en el sistema. Interpretar la pobreza como escasez material nos distancia de su comprensión integral. La humanidad ha prosperado gracias al conocimiento que ha obtenido y acumulado. Cuando se pierde o descarta ese conocimiento, o se restringe la formación y puesta a prueba del viejo y nuevo conocimiento, la pobreza surge de inmediato, manifestándose posteriormente en forma de carencias materiales.
* Miguél Solís es Psicólogo con postgrado en Economía. Su pasión por el conocimiento transdisciplinario le ha motivado a investigar, enseñar y colaborar en el estudio de la personalidad, la psicología social, la economía política y la religión. Interesado acerca del diálogo entre la tradición y la novedad, la dependencia y la emancipación, la libertad y la igualdad.
Fuente: Instituto Juan de Mariana