El 6 de agosto Bolivia conmemoró 198 años de la fundación de la República de Bolivia realizada en 1825. En una fecha importante cercana a los 200 años de fundación se hace presente las palabras del expresidente Víctor Paz Estensoro “la patria se nos está muriendo”. Estas célebres palabras fueron el resultado de la hiperinflación que vivió la nación en la década de los 80’s. Posterior a ella se promulgó el decreto supremo que puede ser considerado como “el milagro” económico, el 21060 realizado por el entonces ministro de economía Gonzalo Sánchez de Lozada y Jeffrey Sachs en su etapa más liberal.
El decreto supremo dio un paso hacia la sociedad abierta dado que este se concentraba en una ampliación del accionar del mercado y una reducción significativa del Estado. Entre las medidas más importantes tenemos una reducción de cuatrocientos cincuenta impuestos a solo siete, la liberación de las empresas privadas y del Estado a rescindir el contrato con un trabajador cuando fuera necesario, la desnacionalización de la minería. A su vez, se estableció un tipo de cambio real y único con respecto del dólar estadounidense y se determinó la libertad de establecimiento de precio para todo bien y servicio en Bolivia.
A pesar del efecto positivo que tuve en Bolivia el decreto supremo fue atacado por intelectuales y políticos debido a “su falta de apoyo de sectores sociales”, ser únicamente favorable al empresario privado promoviendo el “saqueo” de la riqueza boliviana y afectando al trabajador:
«[El decreto] permitió el saqueo de los recursos y las riquezas naturales. Y entregó el aparato productivo, e incluso, la administración del Estado a las transnacionales que dejaron en la miseria a una mayoría de bolivianos» (Antonio Peredo).
“Esta es una disposición clásica del liberalismo que deja librado a los trabajadores a la suerte de contratar en desventaja frente al capital que siempre paga menos del valor de la fuerza de trabajo, entonces el empleador fija el precio del trabajo, como quiera que existe mayor demanda de trabajo los precios bajan, por ello los salarios son bajos toda vez que el estado de necesidad ocupacional crece” (Jorge Machicado).
El expresidente Evo Morales criticó fuertemente el decreto supremo 21060 y celebró el decreto supremo 0861, calificándolo como una «victoria social», ya que este último derogó el primero.
Todo esto llevó a la generación de un meme en Bolivia que derivó en un rechazo a las ideas de la libertad.
Por ello, es momento de demostrar lo positivo que trajo el decreto observando la posición boliviana en el año previo a su derogación (2010).
Bolivia se encontraba en el puesto número 67 del índice de libertad económica realizado por la fundación Heritage, se requerían 41 pagos y 1080 horas para realizar la apertura de una empresa privada, la tasa de empleo informal era de un 66 por ciento.
El salario mínimo nacional solo era de 440 Bs (al contrario de la opinión popular un salario mínimo más cercano a cero es positivo), el precio de la canasta básica de alimentos familiar de 200 Bs., con una tasa de desempleo de sólo 2.5 por ciento.
Probablemente los datos presentados no sean de conformidad, debemos reconocer que sólo tuvo un tiempo de duración de veinte años y demuestran la diferencia que existe con los datos actuales ahora que Bolivia tiene un acercamiento mayor a las ideas socialistas.
Bolivia actualmente cuenta con 11 diferentes tipos de impuestos, estamos en el puesto 167 del índice de libertad económica, tiene un 80 por ciento de trabajo informal, está considerado un infierno fiscal ocupando un séptimo puesto para el “Índice de Infiernos Fiscales”.
A pesar que actualmente el salario mínimo nacional es de 2362 Bs. y que el gobierno se vanagloria por ser el país con menor inflación de Sudamérica, fue fijada en 2019 la canasta básica de alimentos en 1600 Bs. demostrando la caída importante de los salarios reales en los últimos 18 años.
Nuevamente, nos enfrentamos a la marcada diferencia entre un estado inclinado hacia la libertad y no hacia el socialismo. No todo fue perfecto. Se dejó pasar la chance de dolarizar la economía, como sugiere el economista Mauricio Ríos García. También se perdió la ocasión de liderar un cambio en la región al considerar la transición de impuestos progresivos a uno plano.
Sin embargo, con su posición estratégica para el comercio y siendo un destino atractivo para la inversión extranjera, Bolivia tenía el potencial de ser uno de los principales generadores de riqueza en la región. Ahora es momento de reconocer que pasos positivos tuvo Bolivia y retomar el camino para ser una sociedad abierta.
* Gabriel Garcia Álvarez es apasionado por la difusión y la defensa de las ideas de la libertad, enfocado en la economía, la libertad académica y la libertad de educación. Actualmente se desempeña como Pasante en la Fundación Internacional Bases.
Fuente: Fundación Internacional Bases