La Estafa de las Estadísticas de Salud Cubanas Apoyada por la OMS

Hoy vemos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) se tambalea debido a su complicidad con el gobierno chino y el pésimo manejo de la pandemia del virus SARS-CoV-2 y la enfermedad COVID-19. Sin embargo, no es la primera vez que la OMS y su director Tedros Adhanom Ghebreyesus apoyan a gobiernos dictatoriales de dudosas cualidades sanitarias. De hecho, la OMS acumula un historial de encubrimientos, distorsiones, mentiras y apoyo a ese tipo de regímenes. El caso más vergonzoso es el de la desastrosa salud cubana, alabada por la OMS y Adhanom Ghebreyesus. 

En este artículo (el primero de una serie de tres) mostraremos como lisa y llanamente Cuba manipula las cifras con la aprobación de la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud).

El mito de la mortalidad infantil y general

Los logros de Cuba en materia de salud infantil han sido utilizados para elogiar el sistema de salud creado por la dictadura comunista y se siguen presentando como uno de los mejores ejemplos de buena salud a bajo costo. La mortalidad infantil en Cuba en el 2015 supuestamente fue de 5,5 por cada 1000 nacidos vivos, similar a la de Canadá (4,9) e inferior a la de Estados Unidos (6,5). El único país de América Latina  comparable es Chile, que tenía una tasa de mortalidad infantil de 8,1. A pesar de sufrir una pobreza desesperante, Cuba parece estar sana. Su esperanza de vida de 79,5 años y la tasa de mortalidad infantil de 4,3 por cada 1.000 nacidos vivos (al 2015) se comparan bien con naciones ricas como los Estados Unidos (78,7 años y 5,7 por cada 1.000 nacidos vivos), pero su ingreso per cápita de 7602,3 dólares (en 2017) la convierte en una de las economías más pobres del hemisferio.

Sin embargo no todo es tan claro como parece. En un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) del año 2015 se indica, por ejemplo, que la tasa de mortalidad materna en Cuba es de 39 por cada 100.000 nacidos vivos, en comparación con sólo 22 en Chile, 25 en Costa Rica y 15 en el Uruguay, a pesar de que Cuba informa que la densidad de médicos es de 7.5 por 1000 habitantes, muy superior a la de Chile (1,0), Costa Rica (1,1) y el Uruguay (3,9).

A su vez, en lo que respecta a la esperanza de vida sana (número de años que se espera que viva una persona sin padecer enfermedades o discapacidades), Cuba se situó por detrás de Costa Rica, Chile, el Perú y las Bermudas y superó marginalmente al Uruguay, Puerto Rico, Panamá, Nicaragua y Colombia. Así mismo, el sistema de salud cubano muestra un pobre desempeño en otros dominios relacionados con la salud de los adultos, incluyendo enfermedades asociadas con el consumo de tabaco, la salud mental y los suicidios.

En otro estudio del 2015 se comprobó que, si bien la relación entre las muertes fetales tardías y las muertes neonatales tempranas en los países con datos disponibles se situaba entre 1,04 y 3,03 (una relación que también es representativa de los países de América Latina), Cuba, con una proporción de 6 era un claro caso atípico. El estudio detalló que esta proporción sesgada, en combinación con denuncias al respecto, parecería indicar que los médicos reclasifican las muertes neonatales tempranas como muertes fetales tardías, desinflando así las estadísticas de mortalidad infantil y aumentando la esperanza de vida, ya que por protocolo estas últimas no se contabilizan para el cálculo de dichas estadísticas.

Utilizando las proporciones encontradas para otros países, se propusieron correcciones a las estadísticas publicadas por el gobierno cubano: en lugar de 5,79 por 1000 nacimientos, la tasa de mortalidad infantil se sitúa entre 7,45 y 11,16 por 1000 nacimientos. Recalculando la esperanza de vida al nacer teniendo en cuenta estas correcciones, la esperanza de vida al nacer de los hombres se sitúa entre 0,22 y 0,55 años por debajo de los valores expresados.

Internaciones y abortos forzados

La presentación de informes erróneos para cumplir los objetivos fijados no es la única razón de la baja tasa de mortalidad infantil. Así, un estudio etnográfico del sistema de salud cubano detalló cómo los médicos, cuando temían la presencia de comportamientos que pudieran llevar a no alcanzar los objetivos centralmente establecidos, no dudan en recomendar la internación forzosa en clínicas estatales de las madres riesgosas

Así mismo, los médicos a menudo practican abortos sin el consentimiento claro de la madre -planteando graves problemas de ética médica- cuando la ecografía revela anomalías fetales. La causa es obvia: de no hacerlo podría aumentar la ya manipulada tasa de mortalidad infantil. A su vez, médicos e investigadores cubanos han reportado como práctica habitual que los fetos procedentes de abortos inducidos sean arrojados aún vivos a cestos de basura de los baños de la sala, así como también que estos se omitan de los informes.

El hecho de coaccionar o presionar a las pacientes para que aborten mejora artificialmente la mortalidad infantil y la esperanza de vida al evitar que se produzcan nacimientos de riesgo que hubieran inflado las tasas, ayudando a los médicos a cumplir los objetivos centralmente fijados. Con 72,8 abortos por cada 100 nacimientos, Cuba tiene una de las tasas de aborto más altas del mundo. A modo de ejemplo, España cuenta con cerca de 24 abortos cada 100 nacimientos y Uruguay con alrededor de 26.

Es más, si combinamos el reporte erróneo de muertes fetales tardías y los abortos bajo presión, la esperanza de vida caería entre 1,46 y 1,79 años para los hombres. Con este ajuste solamente, en lugar de ocupar el primer lugar en la clasificación de la esperanza de vida al nacer para los hombres de América Latina y el Caribe, Cuba cae al tercer o cuarto lugar, según el rango.

La pobreza y sus consecuencias 

Las políticas represivas, la pauperización y el fracaso económico también contribuyen a los resultados sanitarios de Cuba. Por ejemplo, la propiedad de automóviles está muy restringida en Cuba y, en consecuencia, la tasa de propiedad de automóviles del país está muy por debajo de la media de América Latina (55,8 por 1000 personas frente a 267 por 1000 en 2016). Una baja tasa de propiedad de automóviles resulta en una baja congestión de tráfico y pocas muertes por accidentes de tránsito. En el Brasil, donde la tasa de propiedad de automóviles es 7,3 veces superior a la de Cuba, las muertes en carretera reducen la esperanza de vida de hombres y mujeres al nacer en 0,8 y 0,2 años. Esta restricción también obliga a la población a aumentar su dependencia de formas de transporte más exigentes desde el punto de vista físico (por ejemplo, la bicicleta y los desplazamientos a pie). 

Otro ejemplo son las tarjetas de racionamiento que dan derecho a los cubanos a cantidades limitadas de mercancías con precios muy inferiores a los niveles de liquidación del mercado. Esto implica que hay una necesidad de racionar las cantidades consumidas. Durante el “Período Especial” (crisis económica prolongada) hubo una escasez sostenida de alimentos, lo que condujo a reducciones en la ingesta diaria de energía per cápita. Esto, combinado con el aumento de los niveles de gasto energético debido a la dependencia de formas de transporte físicamente exigentes, condujo a una reducción de la nutrición neta. Así, se redujo de manera accidental en un 50% las tasas de obesidad. Siendo cuidadosos al establecer nexos causales, es muy probable que esto haya contribuido a importantes reducciones de las muertes atribuidas a la diabetes, las enfermedades coronarias y los accidentes cerebrovasculares.

Por supuesto, estas mejoras en las estadísticas de salud no reflejan la baja en la calidad de vida que debe tolerar el pueblo cubano. En conclusión, la salud cubana no es más que un mito forjado por el régimen a fuerza de sufrimiento y mentiras.

Fuentes, Referencias y Bibliografía:

  1. “Cuban infant mortality and longevity: health care or repression?”; Gilbert Berdine, Vincent Geloso y Benjamin Powell
  2. “Cuba’s health system: hardly an example to follow”; Octavio Gómez-Dantés
  3. “Re-examining the Cuban Health Care System: Towards a Qualitative Critique”; Katherine Hirschfeld
  4. “Demystifying the Cuban Health System: An Insider’s View”; Rodolfo J. Stusser
  5. “Infant Mortality in Cuba: Myth and Reality”; Roberto M. Gonzalez
  6. “La trayectoria del aborto seguro en Cuba”; Dra. María Elena Benítez Pérez
  7. “El falso mito de la sanidad cubana”, Carmen Muñoz
  8. “El mundo oculto de los médicos cubanos que son enviados a trabajar al extranjero”; Redacción, BBC News Mundo
  9. “Free Healthcare?”; Julio Muñoz
  10. “Sistema de salud cubano: Una mentira forrada en propaganda”; Belén Marty
  11. “The Dark Side of Cuba’s Health System: Free Speech, Rights of Patients and Labor Rights of Physicians”; Octavio Gómez Dantés
  12. “The Myth of Cuban Health Care”; Jay Nordlinge
  13. Artículos de la OMS y el sistema sanitario cubano
  14. Imágenes de instalaciones sanitarias cubanas

* Franco M. López es Director Ejecutivo de la Fundación Internacional Bases (FIB) y Director del Observatorio Urbano de FIB

** Santiago Remón es colaborador de la Fundación Internacional Bases (FIB)

Las opiniones expresadas en artículos publicados en www.fundacionbases.org no son necesariamente las de la Fundación Internacional Bases

Videos Nuevos

YouTube video
YouTube video
YouTube video
Fundación Bases
  • Fundación Internacional Bases
    Rosario - Madrid - Viena - Chicago
    Varsovia - Tel Aviv - Asunción - Lubbock
  • bases@fundacionbases.org | www.fundacionbases.org