La Secretaria de Vivienda y Desarrollo Urbano Marcia Fudge twiteó hace un par de semanas: “EE.UU. es la única gran economía en el mundo donde la economía en general está más fuerte ahora que antes de la pandemia”.
No queda claro qué provocó su afirmación. El PIB real ha sido más alto que su pico previo al COVID en EE.UU. desde mediados del año pasado y EE.UU. no es el único país que ha superado ese umbral.
Quizás hay otra explicación. El tweet de Fudge me recordó las previsiones del FMI de que EE.UU., a diferencia de otras economías importantes, podría incluso tener un PIB más alto a fines de 2022 de aquel que se predijo en 2019. ¿Quizás eso fue lo que Fudge quiso decir?
Si es así, dejemos a un lado si las proyecciones anteriores o más recientes han sido o serán precisas. El asunto más importante, como expliqué en Economics In One Virus, es que el PIB es una medida muy defectuosa para juzgar el bienestar económico cuando muchas de nuestras libertades sociales y opciones o ambiciones económicas se ven limitadas.
Supongamos que el PIB realmente termina siendo marginalmente más alto a fines de 2022 de lo que hubiera sido en ausencia del COVID-19. Para hacer eco de Justin Wolfers: ¿en qué mundo hubieran preferido vivir los estadunidenses? ¿En el previsto antes de la pandemia con un PIB ligeramente inferior al de este año? O,¿teniendo un PIB más alto en 2022 pero habiendo soportado “menos empleos, más desempleo, más inflación, más deuda pública, más bancarrotas, peor educación, menos acceso a cuidados médicos, salud mental empeorada, más enfermedades y [más de] 800.000 almas perdidas”?
Las respuesta, sospecho, es obvia. La pandemia y gran parte de las políticas públicas como respuesta a esta han sido increíblemente destructivas. Incluso si el PIB medida llegase a exceder las expectativas previas a la pandemia este año, no deberíamos caer en la falacia de la ventana rota. Al restringir nuestras libertades, limitar nuestras opciones en el mercado, y empeorar nuestra salud, una concepción más amplia del bienestar económico sugiere que esta experiencia nos ha perjudicado considerablemente.
Fuente: El Cato