Beneficios imaginarios a una agenda política e implicaciones reales para empresarios y empleados.
Este artículo no busca ensalzar el debate sobre si la actividad que comprenden las corridas de toros o la tauromaquia son asiduas o no, a la crueldad animal, sino, a recalcar que un país que avanza en las prohibiciones y regulaciones económicas afecta el cómo las personas pueden decidir de la mejor manera como ocupar sus recursos hacía fines más o menos deseables para cada uno.
La tradición de las corridas de toros pudo llegar con Hernán Cortés
Al igual que muchas otras tradiciones del viejo mundo y que han permanecido a lo largo del tiempo en diferentes países latinoamericanos, la Fiesta Brava, es una actividad con una tradición bastante cimentada como espectáculo, se puede datar el 24 de junio de 1526, básicamente desde el virreinato (Infobae, 2022).
Dichas corridas fueron reconocidas legalmente en la Nueva España en 1529 e incluso llegada la guerra de Independencia se dio a conocer que el símbolo de la independencia de México, es decir: Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Galla Mandarte y Villaseñor (Miguel Hidalgo, en resumen) fue ganadero de toros.
El historiador taurino José Francisco Coello Ugalde y autor de la Novísima grandeza de la tauromaquia mexicana, explica que incluso el propio Hernán Cortés fue el primer ganadero en México (Coello Ugalde, 1999).
La práctica del toreo mutó y cambio hasta lo que hoy conocemos entre los siglos XVIII y XIX, donde ahora se enfrentarían al animal de pie, puesto que anteriormente se realizaba el toreo montado a caballo.
Grandes toreros o profesionales de la tauromaquia en México han sido reconocidos por su habilidad y técnica como es el caso de Carlos Arruza e Isaac Fonseca, pero el reconocimiento mundial no ha sido suficiente para evitar las prohibiciones históricas.
Anteriores prohibiciones
A lo largo de la historia, México ha sufrido por lo menos dos prohibiciones de la tauromaquia. Estás fueron en1867 y 1916 por motivos <<administrativos>>. Estos años correspondieron a los presidentes de México Benito Juárez y Venustiano Carranza.
Benito Juárez, a pesar de prohibirlas por ser “barbáricas”, permitió su funcionamiento debido a que contaba con graves problemas de inundaciones en la capital por esas fechas y necesitaba la tributación para resolver el problema del drenaje pluvial (Vázquez Mantecón, 2012).
Venustiano Carranza, era debido a que las fiestas bravas no se les consideraba dentro de los valores sociales que el gobierno quería impulsar y en especial porque según ellos: fomentaban en las <<clases bajas>> el malsano pensamiento de obtener una entrada al espectáculo, incluso se llevaron a cabo corridas de manera clandestina (Juárez de Olarte, 2017).
En pleno año 2025 llegó una nueva propuesta de ley al congreso local de la ciudad de México para eliminar la violencia de las corridas de toros, dicha propuesta buscaba entre otras cosas, eliminar cualquier proceso de daño al animal o cualquier riesgo potencial para las personas que participan en el festival de la fiesta brava (Constantino, 2025).
Tauromaquia con restricciones, ya no es Tauromaquia
Con 65 votos a favor, dicho dictamen entrará en vigor en poco más de 200 días a partir del día 18 de marzo del 2025, con el objetivo de: <<evolucionar la tauromaquia>> de todo lo que comprendía anteriormente.
La iniciativa que nació en conjunto de organizaciones como Humane World for Animals donde cerca de 30 mil personas apoyaron la iniciativa de México sin Toreo, aceptaban como un paso en la “dirección correcta” para la prohibición total de la actividad de la fiesta brava en México (Humane World For Animals, 2025).
Es importante señalar que se ha detonado el domino para que en otras entidades de México donde se da esta práctica se pueda prohibir, al igual que en los otros 5 estados donde ya existía dicha prohibición con anterioridad, sin embargo, los efectos económicos no se van a hacer esperar y es ahí dónde se centra el problema.
Plaza México en riesgo
En México se celebran al año aproximadamente 1650 corridas, la plaza que más genera derrama económica, es aquella que se sitúa en el recinto de la “Plaza México” en la capital del país.
No podemos dejar de lado aquellas actividades económicas que funcionan alrededor de dicha actividad como lo son la confección de ropa, alimentación, crianza, venta de tickets, sponsors, transporte de animales, entre muchas otras.
Datos recientes estiman que las pérdidas económicas podrían llegar hasta los 9 mil millones de pesos (unos 450 millones de dólares en la actualidad) e incluso la pérdida de la captación de impuestos sería de unos 800 millones de pesos en impuestos (40 millones de dólares) (Saldaña, 2025).
A pesar de que la medida en sí misma no hace más que producir efectos nocivos en la economía de la fiesta brava y que afectará a diversos negocios que forman parte de las “cadenas de producción” de dicha actividad económica, también las actividades económicas indirectas se verán afectadas, como es el caso de ranchos de crianza o sastrerías.
Se estima que cerca de 80 mil empleos directos y 140 mil empleos indirectos se podrían perder de manera automática, dado que no será necesario el personal que se requería con anterioridad (Soriano, 2025).
A estos datos, hay que sumar los daños no calculados a escuelas taurinas, ganaderías especializadas, industria de indumentaria de los toreros, entre otros.
Cualquier regulación a las actividades humanas afectarán a la economía en su conjunto
La humanidad se ha caracterizado por preocuparse por aquello que se ha considerado como valioso para la sociedad, y ha sido la propia sociedad y los individuos que la comprenden, los que utilizan sus recursos para permitir su permanencia en el tiempo.
La realidad es que los beneficios de la prohibición son en sí mismos, ilusorios, pero las implicaciones de dichas decisiones son bastante reales. La destrucción o descarte de empresas, forma parte de un proceso natural del mercado, pero al intervenir el Estado dicho proceso no permite que las fuerzas económicas se reorganicen de manera adecuada.
Por otro lado, al regular y prohibir cualquier actividad, estamos ignorando las preferencias temporales e individuales y, si se utiliza la fuerza del Estado para asumir que se sabe cuáles son, eran o serán dichas preferencias, se estaría omitiendo la información generada por los intercambios de manera voluntaria y se generarían incentivos negativos en el mercado.
Forzar e ignorar las diferentes formas contemporáneas de entretenimiento como el deporte, las artes marciales, el teatro, el cine, la música e incluso la comedia, crearán distorsiones en el mercado, que, para el contexto del entretenimiento, es el mercado el que determina aquello que las personas consideran valioso para mantenerlo o desecharlo.
La tauromaquia quizás sobreviva en México como lo ha hecho anteriormente, ya sea en algunas zonas donde no se aprueben dichas propuestas e incluso en la clandestinidad como ya ocurrió en el pasado, pero que sobreviva o no, debería depender del mercado y no de la agenda política de un grupo en particular.
La tendencia en cuanto al tema implica un aumento en las prohibiciones de la región como es el caso de Colombia, Brasil o Argentina, lo que lo convierte en un fenómeno en extinción.
Al final, los consumidores o los individuos que conforman el mercado son aquellos que determinan la supervivencia de un producto o servicio, y son estos mismos los que determinan que perdura en el tiempo y que no.
* Jorge Alberto Ruiz Meza es asociado de proyectos de la Sociedad Tomás de Mercado. Anteriormente ha participado con diferentes organizaciones liberales (CATO, Instituto Acton, Caminos de la Libertad, FPP y FEE). También cuenta con un Master en Gestión Pública por el Instituto Tecnológico Latinoamericano y estudió Economía y Finanzas en la Universidad del Valle de México. Actualmente es Research Fellow de la Fundación Internacional Bases.
Fuente: Fundación Internacional Bases
