Nuevo Libro: «Un Plan de Gobierno Para Transformar Argentina»
Editado por: Centro de Estudios Económicos Argentina Siglo XXI & Escuela Superior de Derecho y Práctica Forense
Compiladores: Adrián Arena, Jeremías Morlandi, Eliana Scialabba
Prólogo: Manuel Adorni
Introducción a cargo de los compiladores
Los argentinos, en las últimas dos décadas, por decisión propia, se han precipitado al abismo del subdesarrollo impulsados por una ideología que concibe al Estado como árbitro de los conflictos sociales, protector de la economía nacional, impulsor de su diversificación y redistribuidor de ingresos en aras de la «justicia social», la «inclusión social» y el «bien común».
Los distintos gobiernos que se han sucedido profesan esa ideología nefasta y la aplican valiéndose de los mismos instrumentos, con diferentes grados y variaciones, a saber: control del comercio exterior, tipos de cambio múltiples y diferenciales, devaluaciones de la moneda, sustitución de importaciones, precios de referencia, congelamientos de tarifas de servicios públicos, nacionalizaciones de empresas privadas, suspensión de juicios de desalojo y de ejecuciones hipotecarias, prohibición de despidos o agravamiento de sus consecuencias, salvatajes de empresas en crisis, subsidios para estimular la producción de ciertos bienes o el consumo de las familias, controles, regulaciones y prohibiciones de la más diversa índole.
Cada nuevo gobierno emite una declaración de emergencia pública derivada de las consecuencias ruinosas que se invocan como heredadas de su antecesor; el Poder Ejecutivo reclama al Congreso de la Nación y obtiene facultades extraordinarias y valiéndose de éstas, en el marco de la situación de excepción declarada, inicia un arbitrario proceso de transferencia de ingresos desde los sectores productivos y más competitivos hacia los improductivos, y al propio Estado; rompe los contratos, incumple con el pago de la deuda pública y produce una mega devaluación «competitiva». Tras ello, se genera artificialmente un proceso ficticio de recuperación económica que se extiende por cierto período de tiempo y, una vez agotado, comienza una etapa de recesión que culmina, inexorablemente, en otra gran crisis económica, política y social.
Este ciclo es constante y constituye un producto de la ideología intervencionista, estatista, dirigista y autoritaria que atraviesa transversalmente a los espacios y partidos mayoritarios.
Por otra parte, al arribar al poder, estos gobiernos muchos de nuestros gobernantes se han encargado de insuflar odio en la sociedad alegando que sus fracasos se deben a la culpa del otro, sin un proyecto de país ni de unidad nacional de cara al porvenir.
Si repasamos la historia, cuando la Argentina salió del despotismo rosista lo hizo sin echar culpas a “la herencia» y se iniciaron setenta y siete años de crecimiento sostenido estando nuestro país a la vanguardia de las naciones civilizadas y los pueblos libres con un producto bruto por habitante por encima de Francia, Alemania, Japón, Italia y España, y apenas por debajo de Reino Unido y los Estados Unidos.
Rosas nunca pudo volver porque a él lo reemplazó un proyecto: el de la organización nacional sintetizado en las «Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina» de Juan Bautista Alberdi. En cambio, caídos los regímenes del 1945-1955 y 2003-2015, le siguieron expresiones cuyo único proyecto era el antagonismo pero que mantuvo muchas de las políticas de aquello a lo que se oponían.
Argentina, hace más de noventa años, es víctima de esta treta que ensayan los sucesivos gobiernos que fracasan para justificar sus fracasos. Debemos salir de esta trampa.
Nuestros lineamientos y propuestas, pragmáticas y sostenibles en el tiempo, precisamente, pretenden ir en esa dirección. Salir de esa trampa. Mirar hacia adelante sin echar culpas y construir una sociedad unida, abierta, racional e individualista, crítica, dinámica, plural, diversa y democrática, regida por normas jurídicas y morales, con libertad económica y política.
Este trabajo apunta en esa dirección y esperemos que el lector así lo entienda.