La subida triunfal de GameStop en la bolsa podría confundirse fácilmente con una saga sacada de Hollywood. Hay una banda de pequeños inversionistas desvalidos que unen sus fuerzas para enfrentarse al imperio de Wall Street, el mundo entero está mirando en suspenso, e incluso hubo un giro sorpresa (el cese de la negociación) en el acto final. Aunque el precio está empezando a estabilizarse, pocos olvidarán pronto la subida de casi 2.000% de las acciones de GameStop en los últimos 30 días.
Sin embargo, independientemente del rumbo que tomen las acciones de GameStop después de esto, podemos decir con seguridad que los inversionistas- minoristas han ganado esta batalla. Han captado la atención del mundo y han demostrado su verdadero poder.
Sin embargo, es importante que los reguladores no cometan el error de confundir un evento que atrajo la atención, con un evento que requirió atención, o intervención.
¿Qué pasó?
En primer lugar, es importante entender por qué esta historia tiene a todo el mundo en vilo. GameStop lleva años en declive, y no es un secreto. Los consumidores más jóvenes se han ido yendo por alternativas disponibles en Internet, y los juegos que son descargados no han hecho más que agravar los problemas de mercado de la empresa. GameStop cerró cientos de locales y no se prevé que obtenga ganancias hasta dentro de dos años.
Aunque el rendimiento de GameStop no le ha valido un puesto en la lista de «Los 50 stocks a vigilar» de Bloomberg, los operadores experimentados saben que no deben descartar a la empresa por completo. El declive de GameStop la convierte en un ejemplo modelo de short sales (ó venta a bajos precios de mercado). En pocas palabras, se trata de una forma de obtener ganancias incluso cuando la economía está en declive. Los inversionistas efectivamente apuestan que una empresa seguirá perdiendo su valor.
Sin embargo, el hecho de que sea una herramienta inteligente para obtener ganancias al otro lado de la curva, no significa que esté exenta de riesgos.
Aquí es donde entran en juego los desvalidos de la historia. Los minoristas, o inversionistas individuales, en el subreddit r/WallStreetBets reconocieron que GameStop (al igual que AMC, BlackBerry y algunas otras) era un excelente modelo como empresa para ponerla en short sale o en venta en corto. Pero en lugar de apostar por la desaparición de la empresa, se agruparon en torno a ella para provocar un short-squeeze. Esta estrategia funciona en dos partes.
En primer lugar, los inversionistas pequeños compraron las acciones y presionaron al alza el precio. Como Wall Street había apostado por la desaparición de las acciones, los minoristas eliminaron efectivamente la rentabilidad del short sale. Esto desencadenó la segunda parte. Para minimizar las pérdidas, los operadores de Wall Street abandonaron la esperanza de vender las acciones a bajos precios y las compraron mientras seguían subiendo. Al hacerlo, aumentó la presión alcista sobre el precio. Esto es el «short-squeeze».
En otras palabras, mientras Wall Street apostaba por la quiebra de GameStop, los inversionistas/minoristas apostaban a que Wall Street iba por un objetivo fácil. Wall Street se ha referido durante mucho tiempo a los inversionistas/minoristas como «dinero tonto«, pero esto podría ponerle fin a eso.
El Imperio Contraataca
Aunque la historia ha atraído la atención de los reguladores e incluso de la Casa Blanca, lo que no se debe hacer es sugerir que las opciones para los inversionistas/minoristas deben restringirse más de lo que ya lo están. Sin embargo, esto es precisamente lo que ha pedido William Gavin, Secretario de la Commonwealth de Massachusetts. Gavin argumentó que debería haber una suspensión de la cotización de GameStop durante 30 días para proteger a los «inversionistas pequeños y poco sofisticados».
La sugerencia de Gavin tendría graves consecuencias ampliadas. En primer lugar, hay que considerar el problema de conocimiento que supone la elaboración de una normativa tan restrictiva. ¿Cuándo se convertiría exactamente en inaceptable un repunte? A pesar de los años de declive, Kodak experimentó un repunte después de anunciara su ingreso al sector farmacéutico. ¿Sería esto permisible? Si es así, se podría simplemente apuntar la decisión de GameStop de nombrar a tres nuevos directores, en un esfuerzo por darle un giro a la empresa. Si esto no es suficiente, los reguladores deben indicar claramente qué identificó las inversiones como inaceptables.
No está claro si existe un punto de referencia perfecto para distinguir los repuntes. Pero sin una medida de este tipo, la propuesta de suspensión pondría a todas las concentraciones en riesgo de cierre erróneo, deteniendo potencialmente el crecimiento de empresas e industrias por igual. Peor aún, el miedo a perderse una acción alcista puede empujar a algunos inversionistas a precipitarse con menos información de la que adquirirían de otro modo. Incluso si se trata de un rally tradicional, una decisión desinformada podría causar más daño que bien.
Sin embargo, supongamos que el problema del conocimiento esté resuelto y que exista una medida perfecta. ¿Deberían establecerse otras protecciones? Se podría argumentar a favor de una ley que impida a los jugadores «poco sofisticados» ir a Las Vegas y perder dinero. Y aunque esto pueda parecer un salto, el propio Gavin declaró a Reuters: «Esto no es invertir, es apostar», cuando habló del rally de GameStop.
El rally ha atraído la atención del mundo, pero no lo requiere. Las subidas son una parte normal de la actividad de los mercados financieros. La única diferencia en este caso es que ha sido *Main Street quien ha dado un golpe a Wall Street.
Una nueva esperanza
La saga bursátil en torno a GameStop ha demostrado que los inversionistas/minoristas tienen un inmenso potencial. Mientas GameStop le dio poder a los jugadores, las aplicaciones financieras le han dado poder a la gente. Estas aplicaciones han llevado las inversiones a las palmas de innumerables manos en todo el mundo. Puede que estos nuevos inversionistas «perturben» el mercado, pero toda gran innovación ha sido calificada en algún momento como una perturbación del mercado. Esto no es diferente.
En lugar de apresurarse a restringir este nuevo segmento del mercado, los reguladores deberían dar a los pequeños inversionistas la libertad de tomar sus propias decisiones de negociación e inversión. Esto significa permitirles subir a nuevas alturas y caer a nuevos mínimos.
Los riesgos y las recompensas son una parte ineludible de toda inversión. Experimentar ambos aspectos servirá para empoderar a los inversionistas minoritarios. Y esto es algo bueno. Si no hay otra cosa que se pueda sacar de este rally, debería ser ésto: los inversionistas-minoristas están aquí para quedarse y su futuro contiene un potencial inmenso.