Terminada las PASO, esta mostró un resultado tan inesperado como impactante. Si bien se esperaba una mala performance del oficialismo, la medida de la caída y la derrota en la provincia de Buenos Aires y en otras provincias resultaron una cachetada inusitada para el gobierno nacional.
Superado el desconcierto, endilgadas ya las culpas de unos a otros y callados los gritos histéricos en el seno del ejecutivo nacional; la dupla presidencial ha decidido mantener el rumbo del Titanic y acelerar a toda máquina (la máquina de imprimir billetes claro) con la esperanza de romper el iceberg del desastre económico y social que vivimos.
A simple vista, esta estrategia no solo parece ser descabelladamente temeraria, sino que resulta ser suicida desde lo político y asesina para los argentinos.
Pero de nada vale advertirles, la decisión ha sido tomada. La próxima parada es en noviembre y allí el presidente Fernández, Alberto no Cristina, ante la inevitable y estrepitosa derrota ya consumada, tendrá ante sí cinco posibles caminos a seguir.
El primero es no hacer nada, o sea lo de siempre. El segundo es renunciar a su cargo, algo muy poco probable. El tercero es redoblar aún más la apuesta y profundizar las medidas, con el seguro colapso del país, y un posible y probable estallido social. El cuarto es “recular en chancletas” y volver al perfil moderado que mostró en su campaña presidencial, aunque ya nadie le cree.
Pero existe un quinto camino que resulta ser una oportunidad única e irrepetible. Puede patear el tablero, desligarse de Cristina, la Cámpora y el instituto patria, y “hacer lo que hay que hacer”.
En este camino estoy seguro contaría con el apoyo de la posición, por lo cual no estaría solo. Es más, inclusive hasta podría llegar a cubrir el desastre actual con algún destello de estadista y así evitar convertirse en un cadáver político y ser recordado como el peor presidente de la historia argentina.
Lamentablemente no creo que tenga la inteligencia y el coraje necesario para optar por este camino. Solo tiene algo de la acomodaticia viveza criolla que describe el Martín Fierro y que lamentablemente parece estar inscripta en los genes de muchos argentinos:
“Hacete amigo del Juez
No le dés de que quejarse;
Y cuando quiera enojarse
Vos te debes encojer,
Pues siempre es gŭeno tener
Palenque ande ir á rascarse”
Fuente: Fundación LiberAr