Trevor Lawrence acaba de llamar la atención sobre las criptodivisas.
El antiguo quarterback de la Universidad de Clemson, que se espera que sea captado por los Jaguares de Jacksonville durante un evento de reclutamiento de la NFL en Cleveland, anunció que se estaba sumergiendo en la locura de las criptodivisas.
«El bono por el contrato [de Lawrence] vendrá en criptomonedas, y será depositado en su cuenta Blockfolio en una variedad de criptomonedas como Bitcoin, Ethereum y Doge«, informó Sports Illustrated.
¿De cuánto dinero estamos hablando? Según USA Today, se espera que la bonificación por el fichaje de Lawrence esté en torno a los $22.5 millones de dólares. El anuncio fue parte de un acuerdo de patrocinio de varios años que Lawrence alcanzó con la aplicación de inversión en criptomonedas Blockfolio.
La generalización de las criptomonedas
No es difícil entender por qué Lawrence está optando por la ruta de las criptomonedas. En mayo de 2019, el tackle ofensivo de los Panthers y pionero del bitcoin, Russell Okung, emitió la famosa petición de ser pagado en bitcoin, una moneda descentralizada, no sujeta a las regulaciones de los bancos o del gobierno federal.
La decisión de Okung lo convirtió en uno de los jugadores mejor pagados de la NFL, resultado del meteórico ascenso del bitcoin. (Cuando Okung hizo su demanda, el bitcoin cotizaba en unos $8.000 dólares. Hoy, el precio es de unos $55.000 dólares).
La decisión no es un éxito rotundo. Algunos economistas han advertido que las criptomonedas son simplemente una burbuja a punto de estallar, argumentando que no tienen valor intrínseco.
«Bitcoin parece ser realmente una burbuja en múltiples sentidos», dijo Paul Krugman en 2015, cuando se cotizaba a unos $300 dólares. «Ciertamente, no [hay] una razón para mantener esa moneda».
Muchas cosas han cambiado desde la infame (y horrible) predicción de Krugman, y no solamente el precio del bitcoin, que ha subido cerca de un 18.500%.
Los fondos de cobertura se han sumado a la iniciativa, como la gurú de la inversión Cathie Wood, directora general de ARK Invest. Las empresas también están entrando en acción, como Tesla, que ahora acepta el bitcoin como forma de pago (y que recientemente informó de una ganancia de $101 millones de dólares tras vender una parte de su patrimonio en bitcoin).
Pero no sólo las grandes empresas como Tesla aceptan las criptomonedas. Como ha explicado Kerry McDonald de la Fundación para la Educación Económica (FEE), no se sorprenda si su restaurante chino o de carne local acepte Bitcoin Cash ahora. De hecho, las encuestas muestran que más de un tercio de las pequeñas y medianas empresas en los EE.UU. aceptan criptomonedas como pago de bienes y servicios.
El anuncio de Lawrence -que fue seguido por Ethereum, que alcanzó un máximo histórico de 2.650 dólares- es sólo el último ejemplo de una historia más amplia: las criptodivisas se han convertido en la corriente principal.
¿Por qué las criptomonedas se están volviendo una locura?
No hay duda de que las criptomonedas están creciendo. La pregunta es por qué.
La respuesta no es difícil de encontrar: la confianza en el dinero fiduciario en general y en el dólar estadounidense en particular está disminuyendo. Y no hay que extrañarse.
Para estimular la economía y financiar el voraz gasto del gobierno, la Reserva Federal ha estado imprimiendo dinero a un ritmo aterrador. Su balance general alcanzó los 7 billones de dólares en 2020. Y todo indica que aún no han terminado. Este bombeo sin precedentes ha desatado los temores de inflación.
«Creo que hay un enorme riesgo que estamos corriendo», observó recientemente el economista y ex presidente de Harvard, Lawrence Summers. «Creo que hay una posibilidad real de que dentro de un año nos encontremos con el problema de inflación más grave al que nos hayamos enfrentado en los últimos 40 años».
La expansión de las criptomonedas -el mercado ha superado recientemente la barrera de los 2 billones de dólares- es una señal de que los mercados se están cubriendo contra la inflación. Es una señal de que muchos temen que el gobierno esté llevando al dólar a su punto de ruptura.
Es comprensible que muchos encuentren esto frustrante. Pero también es predecible. En su famosa obra La desnacionalización del dinero, el economista F.A. Hayek señaló que una de las principales lecciones de la historia de la humanidad -desde la antigua Roma hasta el siglo XX- es que los gobiernos devalúan las monedas.
Hayek argumentó que los gobiernos simplemente no pueden evitarlo. Una vez que los legisladores se dan cuenta de que su control sobre el dinero puede servir no sólo como medio de intercambio, sino como fuente de poder y riqueza mal habida, inevitablemente manipulan la moneda de forma que perjudican su valor.
«Desde que la función del gobierno en la emisión de dinero ya no es la de certificar simplemente el peso y la finura de una determinada pieza de metal, sino que implica la determinación deliberada de la cantidad de dinero que se emitirá, los gobiernos se han vuelto totalmente inadecuados para la tarea y, puede decirse sin reservas, han abusado incesantemente y en todas partes de su confianza para defraudar al pueblo», escribió Hayek.
Sólo había una solución real, concluyó el Premio Nobel.
«No creo que volvamos a tener buen dinero antes de que lo saquemos de las manos del gobierno», observó Hayek en una entrevista de 1984 con James U. Blanchard III. «Porque no podemos quitárselo violentamente de las manos al gobierno, todo lo que podemos hacer es, de alguna forma astuta e indirecta, introducir algo que ellos no puedan detener».
Bueno, hemos encontrado una manera pacífica de hacer precisamente lo que Hayek describió.
Y gente como Russell Okung, Trevor Lawrence y un sinfín de personas son lo suficientemente inteligentes como para aprovecharlo.
