«No nos inclinaremos ante China» fue la contunde frase con la que la Presidente, Tsai Ing-wen, cerró las celebraciones del primero de octubre, Día Nacional de Taiwán. Un festejo en circunstancias por lo menos inquietantes, tomando en cuenta que ese mismo día China sobrevoló 38 aviones como preludio de un ostentoso despliegue aéreo que no cesó en los siguientes días. La intención fue mostrar que China está en capacidad de un ataque aéreo en tiempos de guerra; ocupar el cielo taiwanés con 111 aviones, incluidos aviones de combate y bombarderos, no dice nada menos. “Es la situación más dura en 40 años” advirtió el ministro de Defensa taiwanés, Chiu Kuo-cheng.
China está intensificando demostraciones de su potencial militar; sin embargo, esto no quiere decir que ataque pronto, sencillamente quiere hacer saber que podría montar una invasión a gran escala, quizás para 2025. De cara a esta ofensiva aérea, Tsai Ing-wen fue muy clara en señalar que los pilotos taiwaneses no serán los primeros en disparar. Como en anteriores ocasiones remarcó que Taiwán no cederá ante la presión, por el contrario, seguirá buscando un diálogo sensato y en igualdad de condiciones con Beijing. En su artículo “Taiwan and the Fight for Democracy”, para la revista Foreign Affairs, dijo: “Taiwán no busca la confrontación militar. Espera una coexistencia pacífica, estable, predecible y mutuamente beneficiosa con sus vecinos. Pero si su democracia y su forma de vida se ven amenazados, Taiwán hará todo lo posible para defenderse”.
Tsai Ing-wen es una líder segura, resuelta, ejemplar e imperturbable. Es la primera mujer presidente de la República de China (Taiwán), desde mayo de 2016, habiendo sido reelecta para su actual mandato en enero de 2020. Fue presidente del Partido Democrático Progresista, líder de coalición, ministra de Asuntos Continentales, entre otros cargos de alto rango. Su carrera política empezó encabezando las negociaciones de Taiwán en los grandes acuerdos comerciales; ella fue testigo en primera línea de la transformación económica de su país. Se suele resaltar que Tsai Ing-wen viene de una familia dedicada al trabajo; sus padres tenían un taller mecánico, lo que desde pequeña le permitió entender el funcionamiento de las pequeñas empresas. Su perfil académico también es destacable: se graduó como abogada de la Universidad Nacional de Taiwán, hizo la maestría en Universidad de Cornell (Estados Unidos) y obtuvo el doctorado en la London School of Economics (Reino Unido).
La Dra. Tsai fue seleccionada por la revista Time como una las 100 personas más influyentes del año 2020 en reconocimiento al éxito de las medidas de su gobierno para contener el brote del COVID-19. Anteriormente, su popularidad también se vio en aumento al convertir a Taiwán en el primer país de Asia en permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, así como mostrar abierto apoyo a la comunidad LGBT. Por supuesto, Tsai Ing-wen es una lumbrera que motiva e inspira a las mujeres en su país y en el mundo; de acuerdo con un reporte de la BBC, en 2016, año en que ella fue elegida presidente, Taiwán alcanzó un récord de mujeres legisladoras, un dato sin precedentes en países asiáticos, pero también muy por delante de otros países como Reino Unido, Alemania y EE.UU.
Claramente, Tsai Ing-wen no es una mujer que se dará por vencida. Así como Taiwán no se subordinará ante China. Su compromiso por las libertades la convirtieron ya en una referente global. Es urgente poner atención a la presidente Tsai Ing-wen y a Taiwán; en ella y en la isla más libre del mundo, tenemos el ejemplo y modelo vivo de cómo actuar frente la amenaza de una superpotencia. Sin miedo. Con valores y principios democráticos como principales escudos. En sus discursos, la presidente invita a que los países vean a Taiwán como un socio y un aliado, tanto para encontrar equilibrios frente a regímenes autoritarios como para comerciar entre países que buscan lo mejor para sus sociedades. En sus palabras: “Taiwán está lista para ser una fuerza global para el bien, con un papel en el escenario internacional acorde con sus capacidades”. El mundo necesita aprender de Taiwán, las mujeres de Tsai Ing-wen.
Fuente: El Cato