En fecha 14 de junio del presente año, los medios de comunicación italianos revelaron cómo el partido populista de izquierda, actualmente en el Gobierno, había recibido como apoyo para la campaña electoral 3,5 millones de euros del Gobierno de Nicolás Maduro. Todos los diarios digitales italianos de ese día abrieron con esa noticia. Dicho envío había sido realizado en el año 2010. El diario Corriere Della Sera, el primero de Italia, ofrecía el titular con una foto de Maduro junto a una fotocopia del documento. Por supuesto, el partido beneficiario, M5S, amenazó con querellas, a pesar de que nunca ha ocultado sus preferencias por el régimen chavista. Igualmente, el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, amenazó con demandar al diario ABC, quien había dado la primicia.
A pesar de la repercusión de la noticia, esta no es la primera vez que el dinero chavista cruza el Atlántico para apoyar movimientos afines al régimen bolivariano o para comprar apoyos en foros internacionales. En España está presente el financiamiento que otorgó el régimen venezolano a Pablo Iglesias, quien recibió en su oportunidad la suma de más de 7 millones de euros. En abril de 2016, el diario El Confidencial manifestó haber tenido acceso a un documento firmado por el ministro de finanzas del Gobierno venezolano Rafael Isea. Dicho documento muestra el pago de más de 7 millones de euros a la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), germen de Podemos, para extender el movimiento bolivariano a España. Esta información siempre ha estado presente en la discusión política española. La exfiscal de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, ha hablado desde su exilio en Bogotá para entregar a la Interpol un informe con información detallada sobre la respetable suma de 1.000 millones de dólares entregados por el régimen chavista para fomentar partidos en otros países, entre ellos España. También son reveladoras las declaraciones del presidente del Tribunal Supremo de Justicia en el exilio, quien en diciembre de 2018 compareció en el Senado español y ratificó que Chávez financió partidos en España y también habló de la cifra de 1.000 millones de dólares para estos fines. Denunció al Gobierno venezolano como un “Gobierno mafioso que forma parte de un entramado internacional”. Se refería al Foro de Sao Paolo, una organización comunista diseñada entre la dictadura cubana, Hugo Chávez y Lula da Silva para la toma del poder en Latinoamérica y su extensión a Europa.
No hay dudas de que Chávez se aprovechó del sentimiento antiestadounidense de la región, ocasionando grandes costes al país, cuyo beneficio más visible ha sido obtener el apoyo de radicales del exterior. Le permitieron, ocasionalmente, limitar la crítica internacional, inhibir posibles coaliciones políticas regionales y debilitar algunas instituciones multilaterales existentes que sirvieran para dar lugar a críticas a su política interna. Sin embargo, a la luz de los resultados, a día de hoy podemos observar que el coste para Venezuela ha sido sumamente oneroso y que la política consistente en comprar voluntades resultó ser de logros casi invisibles para el país que la promovió, sobre todo considerando que, durante el Gobierno de Chávez, Venezuela se convirtió en líder mundial de la ayuda externa. Según las cifras mostradas por los economistas Javier Corrales y Michael Penfold en su libro Un dragón en el trópico, “algunas estimaciones sugieren que, en términos reales, el gasto total de las ofertas de Chávez o sus promesas de ayuda a otros países es tan grande como el Plan Marshall. Petrocaribe por sí solo representa un subsidio anual de 1.700 millones de dólares en descuentos de petróleo a países del Caribe y América Central”.
La exportación de la revolución bolivariana a países como Nicaragua, por ejemplo: según cifras del Banco Central de ese país, para el año 2011 la financiación proveniente de Caracas fue de 609,1 millones de dólares, mientras que en 2008 había sido de 461 millones de dólares. Desde el año 2007 la cooperación bilateral de Venezuela con Nicaragua suma 2.231 millones de dólares. Los recursos totales de la cooperación pasaron a ocupar el 7,9 por ciento del PIB de Nicaragua en 2012. El informe de la firma Torino Capital de Nueva York determinó que Nicaragua es uno de los países que tiene una de las deudas más grandes con Venezuela, pues suma aproximadamente 7.100 millones de dólares. Otros países como El Salvador, Haití y Jamaica suman 2.300 millones de dólares.
Desde que Hugo Chávez diseñó su política petrolera en 2005, cuando creó Petrocaribe, estuvo claro lo que pretendía con el acuerdo energético: lograr el apoyo diplomático en foros internacionales y buscar la expansión regional del socialismo bolivariano. Este plan supuso la inyección de 28 mil millones de dólares. El apoyo no solo incluía la cooperación con países, también ayudó a llegar al poder a Daniel Ortega en Nicaragua en las elecciones presidenciales de 2006. En El Salvador el dinero enviado fue a parar a manos del Frente Farabundo Martí. A los esposos Kirchner los apoyó económicamente en sus campañas electorales, es muy recordado el “escándalo de la valija”, donde a un empresario venezolano se le decomisó en el aeropuerto de Buenos Aires una maleta con casi 800 mil dólares y él manifestó que había otro envío en el mismo avión con 5 veces más dinero. Ollanta Humala, primero candidato y luego presidente de Perú, fue acusado de recibir dinero chavista durante sus campañas de 2006 y 2011, y su partido nacionalista ha sido penalmente acusado por recibir dinero ilícito proveniente de Venezuela.
En el caso de Cuba, se estima que las ayudas de Caracas superan las que recibió la isla de la URSS. Según expertos, la cifra suministrada por Chávez y Maduro superaba los 40 mil millones de dólares los primeros 17 años. También Bolivia recibía regalos con mucha frecuencia, dada la gran empatía entre Evo y Chávez. Por ejemplo, en 2009 fueron regaladas a ese país 170 ambulancias, cuando Caracas no contaba con más de 30 unidades. Uruguay también recibió su ayudita de 1.000 millones de dólares. Muchos regalos desaparecieron sin saber a qué manos fueron a parar, como en el caso de Haití.
Con razón en Venezuela bautizaron al comandante como Don Regalón.
Fuente: Instituto Juan de Mariana