Entender la dinámica internacional va más allá de un simple conocimiento popular, pues su interpretación requiere la aplicación de conceptualizaciones teóricas, análisis de escenarios y perspectivas. En los estudios internacionales, cada actor intenta avanzar en sus propios intereses conforme a las circunstancias y con los medios a su alcance.
Desde una perspectiva realista de las relaciones internacionales, la maldad o la bondad vendrán determinadas por la forma de actuación empleada en la consecución de esos fines, según el daño y el sufrimiento que se inflinja a personas, seres vivos y medio ambiente. El realismo nos enseña que los países priorizan sus intereses nacionales por sobre la moral. Claramente, esto se ve reflejado en nuestra querida América Latina.
Occidente siempre ha tenido dos grandes pilares, Europa y América del Norte,mientras que América Latina ha fluctuado. Nuestra región se ha caracterizado a nivel internacional como una zona convulsa, con democracias frágiles, Derechos Humanos subordinados al gobierno de turno y estados de derecho lábiles. En pocas palabras podríamos decir que es la zona más cambiante de Occidente, con una notable tendencia a venderse al mejor postor.
Con el paso de los años Occidente ha sido testigo de cómo Rusia ha logrado expandirse por el mundo aumentando su influencia. Sobre todo, instalándose militarmente en el “patio trasero” de Estados Unidos.
Respecto al conflicto entre Ucrania y Rusia, algunos países latinoamericanos han optado por tomar un posicionamiento mientras que otros se manejan en la ambigüedad.
Por un lado, se encuentran las dictaduras socialistas clásicas, Cuba, Venezuela y Nicaragua, las cuales han dejado muy clara su posición respecto al conflicto, con análisis vacíos en donde todo es “culpa del imperialismo de la OTAN” y se debe estar en “alerta ante las campañas de manipulación que pretenden allanar el camino para la agresión multiforme”.
Por consiguiente, estas tres dictaduras son los canales principales por los que Rusia puede hegemonizar gran parte de nuestro hemisferio. Son bien sabidas las donaciones militares de Rusia a las tres naciones. También existen sospechas respecto de la existencia de bases militares rusas en dichas naciones. Claramente esto es una amenaza hacia la libertad y democracia de América Latina.
Prosiguiendo, entramos en la ambigüedad ideologizada, en donde se encuentra México. A partir de acá haré algunas críticas constructivas a lo que se conoce como idealismo en las relaciones internacionales. Esa búsqueda del interés común dejando de lado los intereses propios de los países.
Ya es característico por parte de AMLO vanagloriarse con clásicos relatos sobre “democracia” “pueblo” “justicia” “Derechos Humanos”. Pero al tener que tomar posición en un conflicto, elige la neutralidad, dejando de lado los derechos humanos, la democracia y la justicia del pueblo ucraniano: Sin dudas, una contradicción discursiva absoluta, pero acorde al realismo internacionalista.
Podemos establecer hasta este momento que los países mencionados viven gobernados bajo administraciones ideologizadas. Entendiendo que las ideologías son una forma de entender el género humano desde una perspectiva centralizada y abstracta, de cierta forma desfasada de la realidad, donde el discurso te hace construir tu propia realidad. Por lo tanto, estos gobiernos no pueden optar a una posición razonable porque su ideología socialista se los impide. Sólo pueden ver la realidad a través del prisma del “imperialismo”.
Prosiguiendo las sorpresas han sido Brasil y Chile. La neutralidad del presidente Bolsonaro ha sido verdaderamente llamativa. Chile, por su parte, al mostrarse tan crítico respecto de las acciones de Putin, ya que el gobierno de Boric proviene de un núcleo que tiende a simpatizar con la Rusia putinista. Es de sospechar que se trate de una cuestión de imagen pública.
Por otro lado, está Argentina con la administración de Alberto Fernández que hace poco tuvo unas declaraciones desafortunadas en la cumbre del MERCOSUR donde vociferó que “cuando alguien estornuda en Moscú, un argentino se resfría”. La posición del presidente en un principio se caracterizó por la ambigüedad en condenar el ataque, de los factores que contribuyó a que el presidente dejará de lado su vacilación a condenar el conflicto, fue que la Cancillería argentina presentó una postura de desaprobación frente a la invasión desde el principio.
Llegando al final del recorrido se puede entender que el compromiso con la democracia en el hemisferio es de gran importancia ya que Rusia pisotea la democracia de Ucrania y amenaza con exportar la crisis ucraniana a América Latina, ampliando su cooperación militar con Cuba, Nicaragua y Venezuela. Que este sea un llamado para que dejemos la inestabilidad, las crisis recurrentes y la falta de predictibilidad política. Aprovechando que Putin ha demostrado que es un mal estratega, América Latina debería aferrarse a los valores de Occidente: vida, libertad y democracia.
* José Carlos Siri Vásquez es actualmente Pasante de la Fundación Internacional Bases
Fuente: Fundación Internacional Bases