Multitudes de personas desfigurando los símbolos soviéticos y exigiendo elecciones libres y justas… Si crees que hablo de los años 90, te habrías equivocado por unas décadas. El 17 de junio de 1953, los trabajadores de Alemania Oriental se rebelaron contra su gobierno comunista y los soviéticos.
El trasfondo de la opresión es típico de lo que los soviéticos hicieron en los territorios ocupados después de la Segunda Guerra Mundial (o «liberados», en el doble lenguaje soviético). Los soviéticos desmantelaron fábricas alemanas enteras, las pusieron en vagones y las trasladaron en tren a la URSS (y sólo para que quede claro, los nazis hicieron cosas peores en los territorios que ocuparon). Extrañamente, esta práctica sobrevivió hasta el siglo XXI. Cuando Rusia invadió Georgia en el 2008, el ejército ruso incluso robó camas y baños de los cuarteles del ejército georgiano.
Después de saquear la Alemania del Este, los soviéticos comenzaron la «construcción del comunismo» en Alemania Oriental. Esto significó la reasignación de recursos a la industria pesada, la imposición de los últimos negocios privados y la colectivización forzosa de la agricultura. Los agricultores tuvieron que entregar sus tierras al gobierno y trabajar en granjas colectivas.
Luego se aumentaron las cuotas de producción, lo que significaba que los trabajadores tenían que trabajar más por el mismo salario. Los precios de los alimentos, el transporte, etc., también aumentaron, lo que significó que la misma paga se tradujo en menos comida en su bodega local, probablemente administrada por el gobierno. Añade a esto que muchos agricultores prefirieron escapar a Occidente en lugar de convertirse en semi-esclavos en las granjas colectivas soviéticas, suma ésto y obtendrás como resultado una condición de vida común en todo el Bloque Oriental: la caída del nivel de vida.
El descontento finalmente se extendió por las calles con los trabajadores de una obra de construcción en el «Callejón de Stalin» quienes iniciaron una marcha para exigir la reducción de las cuotas de producción y finalmente la renuncia del gobierno y las elecciones libres.
La conclusión también es típica de cómo se trataba la disidencia laboral en el «paraíso de los trabajadores». Los tanques y las tropas entraron, dispararon contra la multitud y arrestaron a miles de personas.
A pesar de que tomó más de tres décadas, el pueblo alemán finalmente consiguió lo que quería: reunificación, elecciones libres y la liberación (la verdadera) de los soviéticos. El sacrificio y la determinación de los rebeldes de 1953 también causó que los soviéticos facilitaran su «construcción del comunismo» en Alemania del Este. En consecuencia, en los años 80, Alemania Oriental se parecía a «Occidente» para el resto del Bloque Oriental. Y el hecho de que Alemania del Este se vieran tan atrasada para el resto de los países verdaderamente occidentales ilustra lo mal que estaban las cosas tras el Telón de Acero.
Tal vez lo más importante, el levantamiento de 1953 sembró las semillas de la reunificación alemana en la década de 1990. La «Calle 17 de junio» se encuentra en la Puerta de Brandenburgo, donde el Muro de Berlín se erigió para evitar que la gente escapara del Este comunista al Oeste capitalista.
Hubo más protestas -Hungría en 1956 y Checoslovaquia en 1968. Sin mencionar la resistencia armada real a los soviéticos en el Báltico que duró hasta 1953. Estas acciones ayudaron a disipar cualquier pretensión de que el comunismo en Europa Oriental era voluntario. Las deserciones masivas del Partido Socialista Alemán y de los sindicatos también ilustran que incluso algunos de los simpatizantes de las ideas de la izquierda cambian de opinión rápidamente cuando se enfrentan a los frutos prácticos de las ideas.
En un trágico giro, el callejón Stalin, donde los trabajadores iniciaron el levantamiento en 1953, fue posteriormente rebautizado como «Callejón Karl Marx». Esto concuerda con la errada excusa de la izquierda de que el problema del verdadero socialismo es que fue implementado por la gente equivocada. El sistema de Marx es correcto, pero la gente (como Stalin) estaba equivocada. Apuesto a que innumerables izquierdistas creen honestamente que si se pusieran a cargo de todos, crearían un paraíso socialista, y moldearían a la gente según sus creencias.
Al mismo tiempo, el cambio de nombre del callejón de Stalin a callejón de Karl Marx ilustra el increíble truco retórico que los socialistas logran hacer. ¿Ejemplos pasados de socialismo en la realidad, como la Unión Soviética? Eso no era realmente socialismo. ¿Ejemplos actuales de socialismo como en Venezuela? Eso tampoco es socialismo. En cambio, dicen que la próspera Dinamarca es socialista, aunque los propios daneses lo niegan rotundamente.
Pero eso es el socialismo que se promueve: una idea tan buena que requiere del uso de la fuerza y mentiras para sostenerla.