Tras la desafortunada frase de la nueva ministra de Economía, la FAEVYT (Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo) emitió un comunicado explicando que el turismo emisivo también genera puestos de trabajo en cada rincón del país a través de las más de 5000 agencias de viajes, de los empleados de las aerolíneas aéreas, aseguradoras, etc. Resulta decepcionante y desalentador tener que aclarar estás cuestiones desde una industria que, pese a sufrir restricciones en su operación, continúa en constante expansión.
Una vez más, el turismo de ocio y de aquellos que destinan su tiempo y ahorros en viajar, es el villano de la película, aquel que deja sin esperanzas al resto. En las diferentes estadísticas realizadas por el INDEC, se visualiza como el turismo es una de las actividades económicas que más sufrieron el impacto de la crisis. Series como los indicadores asociados a la ETI y a la Encuesta de Ocupación Hotelera (EOH) se vieron fuertemente afectadas por un cambio estructural drástico que se visualiza como actividad nula o reducida desde abril de 2020.
Por otro lado, es de destacar que el 75% del valor de los servicios turísticos en el exterior se lo queda el Estado en una sola cuota, poniendo aún más trabas en la rueda de aquellas empresas que aún logran sobrevivir.
¿No será momento de preguntarse qué medidas se pueden tomar para mejorar el turismo receptivo en Argentina, en vez de seguir apuntando con un dedo a aquellos que deciden viajar al exterior?
Según el INDEC, se han recibido más de 131.900 turistas en Abril de 2022, solamente contabilizando aquellos que ingresaron a través de un aeropuerto internacional. De los mismos, un 26,4% fueron extranjeros provenientes de Europa.
Teniendo en cuenta que cada turista consume diferentes servicios en su estadía desde Hotelería, Gastronomía, Transporte, Agencias de viajes, Inmobiliarias, etc. y que el llamado efecto multiplicador eleva aún más la cantidad de personas dedicando su tiempo de trabajo a brindar servicios o productos que satisfagan las necesidades de estos turistas, lejos de colisionar con la generación de puestos de trabajo, les da una mano.
Creo que es momento de alejar las críticas de los discursos y comenzar a emplear medidas que cooperen, que solidaricen, que den libertad tanto a las empresas que continúan luchando como a aquellos consumidores de viajes que tienen el derecho de elegir a dónde y cómo destinar su tiempo. Si se pusiera el mismo empeño a comercializar y expandir el sector turístico receptivo que el que se pone a restringir el turismo emisivo, el panorama sería otro.
* Camila García Carou es Licenciada en Gestión Turística e Investigadora Asociada de la Fundación Internacional Bases
Fuente: Fundación Internacional Bases