Con la cancelación de la mayoría de los eventos deportivos durante gran parte del año pasado, el público sintonizó un nuevo tipo de sparring para llenar el vacío: los debates políticos. Y dos contrincantes subieron rápidamente a la cima de su categoría: el senador Rand Paul y el doctor Anthony Fauci.
Los dos se enfrentaron en múltiples rounds en una disputa que ha sido la misma que ha tenido el resto del país: cómo debe responder el gobierno al coronavirus.
En cada uno de estos intercambios, los principales medios de comunicación y muchos miembros de la izquierda se han apresurado a condenar a Rand Paul por sus opiniones y a respaldar las diversas posturas de Fauci. Pero con la retrospectiva de nuestro lado, ahora podemos mirar hacia atrás estos debates y determinar cuál de estas perspectivas favorece la historia y cuales han demostrado ser correctas.
He aquí un repaso de algunos de los momentos más memorables en el «ring».
1. Primer round: las escuelas
El verano pasado, Rand Paul indignó a la izquierda al afirmar simplemente que las aulas deberían permanecer abiertas para los estudiantes de las escuelas públicas.
«Hay una gran cantidad de evidencia -realmente buena evidencia- de que los niños no están transmitiendo esto (el virus) -es raro- y que los niños se mantienen sanos, y que sí podemos abrir nuestras escuelas», dijo en una audiencia del comité.
Fauci se mostró vehementemente en desacuerdo, alegando que los niños podían contagiar la enfermedad con la misma facilidad que los adultos y abogando por una normativa federal para la reapertura de las escuelas.
Pero apenas seis meses después, Fauci siguió los que había dicho Rand y se retractó de sus afirmaciones anteriores.
«Si se observan los datos, la propagación entre los niños y de los niños no es muy grande en absoluto», declaró Fauci. «No como uno hubiese sospechado».
Bueno, Rand Paul lo sospechaba.
Para ser claros, la ciencia no cambió en esos seis meses. La política cambió. Los datos siempre mostraron que era relativamente seguro enviar a los niños a la escuela.
El ganador: Rand Paul
2. Segundo round: el uso de mascarillas
En marzo, los dos médicos se enfrentaron de nuevo, esta vez sobre la cuestión de si los estadounidenses deben seguir usando mascarillas después de la vacunación.
«Usted le está diciendo a todo el mundo que se ponga una máscara», dijo Paul. «Si no estamos propagando la infección, ¿no es sólo un teatro? Tienes la vacuna y llevas dos mascarillas, ¿no es eso teatro?».
«Otra vez con el tema del teatro», respondió Fauci.
Sin embargo, la narrativa oficial sobre el uso de mascarillas después de las vacunas cambió sólo un par de días después, cuando los políticos se dieron cuenta de que su teatro sobre la seguridad estaba disuadiendo a los estadounidenses a vacunarse.
En un vídeo, Fauci casi admitió que sus mandatos de enmascaramiento eran un espectáculo, declarando: «No quería que pareciera que estaba dando señales contradictorias».
El ganador: Rand Paul
3. Tercer round: Los orígenes de COVID
Durante meses, ha sido un tabú cuestionar la historia del origen del COVID.
A los estadounidenses se les ha dicho que el virus saltó de los animales a los humanos de forma natural, y las sugerencias de que el virus se originó en un laboratorio de Wuhan que estudiaba la infección en murciélagos han sido condenadas como una teoría conspirativa.
En su último encuentro, Rand Paul presionó a Fauci sobre esto y exigió más información sobre el financiamiento que Estados Unidos le dio al laboratorio en cuestión.
«Dr. Fauci, no sabemos si la pandemia empezó en un laboratorio de Wuhan o evolucionó de forma natural, pero deberíamos querer saberlo», dijo Paul. «Tres millones de personas han muerto a causa de esta pandemia, y eso debería hacernos explorar todas las posibilidades».
«Para llegar a la verdad, el gobierno estadounidense debería admitir que el Instituto de Virología de Wuhan estaba experimentando para mejorar la capacidad del coronavirus de infectar a los humanos», continuó. Paul señaló a continuación una subvención de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), donde trabaja Fauci, al Instituto de Virología de Wuhan (WIV).
«Senador Paul, con el debido respeto, está usted total y completamente equivocado», respondió Fauci. También negó la financiación de la investigación de «avance de función» en cuestión.
Pero tras la disputa, la historia oficial sobre los orígenes comenzó a retroceder. Los medios de comunicación suavizaron su posición, y algunos editaron directamente sus artículos anteriores condenando la historia.
También se confirmó que los Institutos Nacionales de Salud (NIH) financiaron una investigación en el WIV que analizaba especímenes de murciélagos recogidos en cuevas de China para estudiar su potencial de infectar a seres humanos. La subvención se hizo de forma indirecta a través de una organización sin fines de lucro llamada EcoHealth.
El ganador: Rand Paul
La lección
Sin duda, el tiempo demostró que Rand tenía el pulgar en el pulso de la ciencia de la enfermedad, las consecuencias imprevistas de las políticas gubernamentales y la forma adecuada en que el gobierno debería haber equilibrado la salud pública con las libertades civiles.
¿Por qué Rand Paul llevó la delantera en cada uno de estos rounds? ¿Es porque es mucho más inteligente? ¿Es un mejor médico? Tal vez. Pero lo más probable es que sea porque Rand ha seguido algo más que la ciencia. Ha estado siguiendo sus principios.
La pandemia creó tiempos inciertos, y ante tales acontecimientos, muchos intentan jugar a ser Dios y controlar el entorno. Recurren a la entidad con menos posibilidades de protegerlos, el gobierno, y ponen su fe en la planificación central.
Pero la historia se repite y la vieja advertencia de Benjamín Franklin sigue más vigente que nunca: «Aquellos que renuncian a la libertad esencial para comprar un poco de seguridad temporal, no merecen ni la libertad ni la seguridad».
¿Por qué los que renuncian a la libertad por la seguridad terminan sin ninguna de las dos cosas? Porque la planificación centralizada del gobierno no puede mantener a la gente a salvo. No puede detener las enfermedades virales, como tampoco puede detener los tornados. En el mejor de los casos, el gobierno es capaz de vigilar y defender los derechos naturales, que deberían ser siempre el punto central de cualquier acción que emprenda.
Debido al problema del conocimiento, las personas que trabajan en el gobierno nunca tendrán toda la información que necesitarían para tomar las mejores decisiones para otros 330 millones de personas. Este obstáculo económico básico produce humildad en los líderes sabios que tratan de dejar la mayoría de las decisiones en manos de los individuos o de los gobiernos locales. Pero los arrogantes lo ignoran y creen saber lo que es mejor para los demás.
Como ha ocurrido tantas otras veces en la historia, la arrogancia de los planificadores centrales, como el Dr. Fauci, agravó el impacto nocivo de la enfermedad y creó innumerables problemas adicionales a su paso.