La Historia de las Lebacs/ Leliqs y Tres Soluciones Posibles

Según el informe diario del Banco Central de la República Argentina, al día 21 de noviembre de 2023 la suma de Leliq y Notaliq es de 12.344.520 millones de pesos, a lo que debemos agregar los pases pasivos por 11.411.983 millones de pesos. Esto suma 23,7 billones de pesos, lo que doce meses antes apenas sumaba 9.1 billones de pesos. Casi se triplicó el volumen nominal de estos pasivos en un año.

23,7 billones de pesos equivale a 63.700 millones de dólares (si lo dividimos por el tipo de cambio oficial a 373 pesos, o bien equivale a 23.900 millones de dólares (si lo dividimos por el tipo de cambio libre o blue en 995 pesos).

Si a la misma fecha la base monetaria es de 7.696.992 millones de pesos, el lector debe comprender que existen tres bases monetarias que están fuera del sistema, pero que mantenerlas allí -para evitar una hiperinflación (si es que no estamos en una)- requiere un pago de tasas de interés del orden del 130 % anual. Esto significa que en un año, céteris paribus y pagando esta tasa de interés, el volumen de estos pasivos más que se duplicaría respecto del presente, lo que de ningún modo soluciona el problema, sino que lo posterga y lo agrava.

La historia de estos pasivos comienza con las Lebacs

Su historia fue bien resumida recientemente en un tweet (o hilo) del 6 de noviembre por Federico Sturzenegger. El origen data de 2002, bajo la gestión de Mario Blejer y durante la presidencia de Eduardo Duhalde. El kirchnerismo le dejó al macrismo 30.000 millones de dólares de Lebacs, además de los futuros.

Las Lebacs permitían absorber los pesos que emitía el Banco Central de tal forma de evitar reconocer la consecuente inflación. En otros términos, los sucesivos presidentes del BCRA monetizaron los déficits fiscales de los sucesivos gobiernos, pero luego los estirilizaron reprimiendo la inflación. La inflación reprimida siempre es pan para hoy pero hambre para mañana, y en esta historia no hay inocentes.

La responsabilidad de Sturzenegger en la creación de las Leliqs

Siempre recuerdo la visita de Federico Sturzenegger a la reunión anual de la Asociación Argentina de Economía Política de la que participo desde hace años. Allí nos dijo a unos 500 economistas que su único objetivo en la gestión del BCRA era que la inflación dejara de ser un problema. Claramente fracasó.

Sturzenegger no pudo cumplir su objetivo porque no interrumpió la dinámica de las Lebacs. Es cierto que cambió el concepto Lebacs por Leliqs -lo que fue bienvenido por los bancos-, y es cierto también que al tiempo que se incrementaba su volumen acumuló reservas internacionales por un valor semejante, pero la historia terminó muy mal.

Sturzenegger argumenta que cuando dejó el BCRA, las Lebacs habían sumado unos 40.000 millones de pesos adicionales a los que había recibido, pero que en su historia la emisión de Lebacs se utilizaban únicamente para comprar reservas. Al llegar, las reservas eran -5000 millones, pero al irse eran de 23.000 millones de dólares. “En síntesis -agrega Sturzenegger- de los 35.000 millones de pasivos cuando llegamos (Lebacs – Reservas) se convirtieron en un pasivo de 17.000. Una mejora nada despreciable para dos años.” Lo que no se menciona allí es cómo se redujeron esas Lebacs, en medio de una crisis cambiaria que terminó con el sueño de la reelección.

Con Alberto Fernández la gestión del Banco Central fue aun peor. No sólo que el mecanismo de expansión sirvió nuevamente para financiar al Tesoro, sino que la pérdida de reservas fue continua, llegando a un negativo de 9000 millones de dólares. El deterioro en el Balance del BCRA es mayúsculo. Los datos del primer párrafo de esta nota muestra una evidencia concluyente.

3 posibles soluciones

En este contexto pienso que está claro que no hay soluciones mágicas que permitan evitar el costo social sobre la población y el costo político sobre el gobierno. Será importante, eso sí, que el gobierno ponga foco en la manera de comunicar este problema para no apropiarse de un problema heredado sobre el que hay que hacerse cargo.

Observo tres posibles escenarios de solución, de acuerdo a la manera en que se deseen asumir los costos. Descarto que el nuevo Presidente electo desee seguir pateando la pelota hacia adelante pagando un 130 % de tasas de interés por año, pues la bola de nieve terminaría explotando sobre sus hombros en un mediano plazo.

Escenario 1: bajar la tasa de interés por estos pasivos a 0 %

Escribía un tweet el pasado domingo donde resumía esta propuesta:

“El peso agoniza. El respirador artificial de las Leliqs es demasiado caro. Mi propuesta (no la de la LLA) es apagar el respirador, bajando la tasa de Leliqs a cero. Dejemos morir al peso, como ya paso con el Austral. Luego dolaricemos!”

Este escenario es el más abrupto. Muchos lectores de X señalaron el impacto hiperinflacionario que tendría la medida, pero el impacto puede mitigarse por varios factores:

  1. Bajar la tasas de estos pasivos a 0 % termina con la bicicleta financiera. Esto es importante comprenderlo, pues hoy a mucha gente le conviene colocar su dinero a plazo fijo mas que invertir en la economía real. Si se termina esta renta financiera, se le cierra a los bancos una ventana de renta segura, y deben buscar otros canales de inversión prestando dinero a empresas las que deben invertir en la economía real. Esto significa que la tasa de interés que pagan los bancos no necesariamente baja a 0 %, sino que se abre un abanico de opciones que canalizan el crédito a la economía real, algo deseable.
  2. De este modo, los bancos ofrecerán una tasa de interés positiva, aunque más baja, y los depositantes a plazo fijo deberán evaluar esa rentabilidad para definir si sacan el dinero del banco o esperan.
  3. En cualquier caso, está claro que bajar la tasa de estos pasivos a 0 %, implica monetizarlos, lo que implica incrementar fuertemente el circulante, con un impacto inflacionario enorme, que se canalizará también sobre la cotización del dólar, saltando la divisa y generando una inflación alarmante de corto plazo.
  4. Este escenario es el fin de las Leliqs, pero también es el fin del peso. Si en este contexto se acompaña la medida con el levantamiento del cepo cambiario, y el anuncio de levantar toda medida contra la libre circulación de divisas, el mercado avanzaría rápida y paralelamente en un proceso de dolarización.
  5. Sería algo similar al escenario de 1991 previo a la Ley de convertibilidad. La hiperinflación que se desató fue el paso previo a una Ley que le devolvió a la economía estabilidad monetaria. En este caso, ya no con una Ley de convertibilidad, sino con un programa de dolarización. En otros términos, la hiperinflación se desata por unos meses, pero luego sobreviene la estabilidad con la nueva moneda de referencia que será el dólar, al tiempo que se recupera el crédito y con ello se recuperan rápidamente la actividad económica, el empleo y los ingresos reales. Recordemos que 1992-1994 tuvo una alta tasa de crecimiento, sólo interrumpida por “el efecto tequila de 1995”, y recuperando luego el crecimiento en 1996-1998, de nuevo con altas tasas.

Escenario 2: rescatar el total de Leliqs tomando una nueva deuda de unos 24 mil millones de dólares

El mismo día del tweet del escenario 1, y a los pocos minutos de recibir un vendaval de críticas por el efecto hiperinflacionario que ocasionaría, escribí un segundo tweet con el siguiente comentario:

“Bien. Si ya todos descartaron este escenario como indeseable, bienvenidos los 30.000 M de usd de Caputo para rescatar las Leliqs. Sepamos que esa nueva deuda va a implicar un esfuerzo fiscal de muchos años para poder pagarla, y que la misma también es herencia kirchnerista.”

Este escenario se puede parecer un poco más al que aplicará Milei en los próximos días, donde juega un rol central Luis Caputo, a quien el nuevo Presidente calificó como “el mayor experto financiero.”

  1. En este escenario, Argentina debería conseguir una suma de 24.000 millones de dólares como nueva deuda, la que sustituye una vieja deuda del Tesoro con el BCRA. De este modo, el Tesoro asume esta deuda para mejorar el Balance del BCRA, lo que pueda contribuir en estabilizar la economía, o bien, puede contribuir en mejorar el esquema de dolarización que Milei viene trabajando hace años.
  2. Al momento, Caputo dijo a banqueros en su primera intervención como “posible” Ministro de Economía que este paso previo es importante, sea para dolarizar o estabilizar, postergando ese debate para unos meses más adelante. De mi parte, no interpreto que Milei se esté des-diciendo de su propuesta de campaña de dolarización, pues nunca afirmó que dolarizaría en los primeros días. Simplemente se afirma que este paso es indispensable en este contexto, cualquiera sea el camino que se desee tomar después.
  3. Para que este monto sea de 24.000 millones de dólares, y no de 64.000 millones de dólares (ver primeros párrafos de esta nota) está claro que Argentina necesita una devaluación del tipo de cambio oficial hacia el tipo de cambio libre o “blue”, que hoy podríamos fijarlo en 1000 pesos por dólar.
  4. Con esos fondos, Argentina podría estar habilitada a levantar el cepo cambiario sin sobresaltos. Esto también implicaría la unificación de los múltiples tipos de cambio.
  5. Un paso paralelo e incluso “previo” a estas medidas es el ajuste fiscal del presupuesto 2024, donde Argentina pueda mostrar al mercado global equilibrio fiscal. En este sentido, Milei ha dado señales claras de shock, a diferencia del gradualismo que caracterizó al macrismo en 2015-17.
  6. Dado que el riesgo país viene bajando y el mercado está creyendo en el modelo Milei, pensamos que el descuento de estos nuevos bonos será bastante menor al que se podía proyectar con este gobierno que termina, en línea con lo que explicaba en aquella entrevista del 24 de septiembre de 2023.
  7. En esa misma entrevista puede verse la reforma de dolarización que podría seguir a este rescate de Leliqs, en línea con la propuesta Ocampo-Cachanosky allí referenciada. Insisto que si bien Emilio Ocampo ya se bajó de la Presidencia del BCRA, esto no significa que el plan de dolarización esté interrumpido.
  8. Si bien este escenario permite evitar una hiperinflación, la Argentina tendrá que pagar esta deuda incurrida durante los gobiernos previos. Será importante un ajuste fiscal inicial “histórico” para dar credibilidad a los mercados globales respecto al repago de esta deuda, pero también hay que señalar que serán los contribuyentes quienes pagarán esta deuda en los años siguientes. Será importante aquí el trabajo de Caputo para definir un plan de pagos consistente, tanto en intereses, como en plazos.

Escenario 3: bajar la tasa de interés por estos pasivos a la mitad y luego continuar una baja gradual

Este escenario implica una combinación de 1 y 2.

  1. No bajamos la tasa de interés a 0 %, pero sí se genera una baja sustancial, incluso hasta la mitad, en torno al 65 % anual.
  2. La medida es acompañada con un canje de bonos voluntario, y se buscan fondos en el exterior para construir reservas internacionales y mejorar el plan de acción. Este escenario también imagino puede estar en los planes de Caputo, y puede resultar el más viable.
  3. El escenario 1 que provoca la hiperinflación se acota, pero está claro que se monetizan parte de las Leliqs, lo que tendrá un impacto hacia una mayor inflación. Esto puede golpear la demanda de pesos hacia abajo, lo que también acelera la inflación. Reduce el costo del endeudamiento futuro, y se asume hoy parte del costo social y político.

* Adrían Ravier es docente de Fundamentos de economía en la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Nacional de La Pampa, y Macroeconomía en la Licenciatura en Economía de Ucema.

Fuente: Punto de Vista Económico

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